Palpita muy fuerte mi corazón, camino deprisa, casi sin rozar el suelo a cada paso que doy, solo las puntas parecen tocarlo, mientras danzan de forma sutil y a la vez alocada, al ritmo de esa canción que resuena en mi cabeza.
Olvido por un instante cuanto echo de menos esas confidencias a altas horas de la noche, por teléfono, o al oído, con la intimidad de nuestros besos como únicos testigos.
Pero la soledad apuñala, y aun no entiendo porqué recuerdo estas cosas, porqué siento las caricias como heridas profundas que aun sangran cuando despierto.
Aun espero a ese enfermero que lama mis heridas, y haga como espíritu de fénix, resucitar mi concepción del amor, a partir de todas mis cenizas…