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Historia


Es imperativo decir, o quizás excusarme cuando digo que no me preocupa equivocarme. O saber si en realidad el amor ya no existe.

Quizás solo sean sueños de una niña que no crece. Pero aún, hay instantes en que creo que sería posible. Seguramente sea ingenuo.

Se que llegó tarde para el amor desde la infancia. Para el amor desde el colegio, o el instituto. También para el amor desde otro país, o desde un vuelo.

Quizás el amor no sea mi destino después de todo. Pero si me gustaría sentir que alguien me mira con admiración. Y sigue mi trayectoria con sigilo. Una mirada tierna en un mundo hostil. Un recuerdo y un te quiero sin más fondo ni telón de color añil.

Tan sólo, amor sincero. De un amigo que te conoce, te respeta y te desvela. De un alma que sino gemela, te conozca tal como eres y te acepte.

Puede que sea tarde, o que no supiera interpretar las señales del destino. Siempre cegada con la incertidumbre y el desvario de todo lo que anhelaba.

Lo cierto es que no se si ya lo espero, o vagamente lo sueño. Si de verdad alguien puede compartir mi dicha y también mi desasosiego. Alguien que se vuelva loco si así lo requiero. Y sea cuerdo en los momentos en que lo marque el tiempo.

Un sí rotundo, entre tantos yo no puedo. Un historia de la que sepa el final y aún así me llene el camino de júbilo recorrerlo.

Un beso sin esperas y sin titubeos. Un beso de dos partes de un mundo entero.

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