Parpadeante luz reflejada en el cristal,
incesante nerviosismo.
Giro la mirada buscando la casualidad,
el cruce de pasada, la rapidez en la mañana.
Tan sólo a un paso,
esperando callado un abrazo,
que aunque no forzado si bien dado.
La paciencia se dilata
y en capricho se convierte.
Aquí entre mis extremidades
esta tu abrazo, búscalo como inocente,
anhela el consuelo que en pasado envuelve.
Sueña, sueña impaciente,
guarda entre tus suspiros la espera de un ahora,
de un presente.
El fin de un abrazo,
un compás roto por silencios,
compuestos de recuerdos.
Aquí está como eterna,
aquí mi alma a tu espera.
Cuando la paciencia se impaciente
y quiera entre sus brazos contenerte.
Aun en el tiempo inquieta estará tu suerte,
aquí mi cuerpo que al darte mi corazón no fallece,
se hace, sin embargo, en intención perenne.