Hay muchos tipos de amor, tipos de relaciones como tipos de personas hay en este mundo.
Existe una persona que te llena el mundo, que hace sentirte que has entrado y te has tumbado en el sofá de tu casa.
Hay situaciones inolvidables, palabras inolvidables, hay sentimientos inolvidables, hay recuerdos que vuelven y te despiertan en mitad de la noche. Hay sueños que te dislocan, y pesadillas que te devuelven a la realidad.
A veces tan solo cierras los ojos, y a pesar de la lejanía en el tiempo y en la distancia real, lo tocas. Lo tocas con tus manos y con tus labios.
Hay personas que parecen nunca marcharse, que se quedan impregnadas y no entiendes el porqué.
Es como un perfume constante que, tan sólo, a veces consigues esquivar y descubrir otros nuevos.
A veces, pienso que hay amores como los perfumes, que cuando estas en su presencia te acostumbras y dejas de olerlos, ya que tu olfato se acostumbra a su presencia. Y cuando se acaba, te alejas o se aleja, aprecias cuanto te cuesta olvidarlo y ansias volverlo a oler continuamente, aunque sepas que en su presencia constante no captas su aroma del mismo modo. Tan intenso como la primera vez, tan fuerte y dulce como en los instantes en que todo comenzó.
Existen amores esporádicos, que alegran tu alma con su nuevos matices, con sus nuevos sabores y fragancias. Innovando e intoxicando cada rincón de tu olfato. A veces, consiguen hacerte olvidar cual es el momento acertado o el aroma que prefieres sobre todos.
Hay amores mágicos, nuevos y atrayentes, hay aromas que embriagan y desordenan la paciencia. Te hacen sonreír y olvidar las calamidades a las que te has enfrentado. Amores sinceros y generosos, que anteponen tu felicidad a la suya. Perdonan las diferencias y aman con ternura.
Existe el amor verdadero, pero quizás no este tan claro si es para siempre, o es verdadero en ese instante en que te parece eterno. Aunque realmente no lo sea, y acabe por expirar.
Hay muchos tipos de amor, pero solo una manera de amar.