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No veas problemas, ve soluciones.


«El amor lo puede todo, y a veces puede contigo.»

 

En mi pobre experiencia, puedo decir que la gente miente demasiado. Quizás por miedo a enseñar quien es, o simplemente, porque no lo saben. En estos casos, hay un factor que se expande en esas personas, este es la amargura.

Todos hemos pasado por una época en la que la luz parecía no posarse en nuestra senda, pero nunca, nunca se debe llegar al punto sin retorno. Ese momento en que nada de lo que haces te satisface, y si alguien está teniendo un poco de suerte, o no, simplemente intenta ver el lado positivo de las cosas, te irrita.

 

A mí en particular me duele que esto pase. Nunca le desearía el mal a nadie, y menos aun a alguien a quien quiero o he querido. Me gustaría, en cambio que pudiera ser feliz, aunque fuera lejos de mí.

Últimamente me entristece que esto suceda. Que aunque en apariencia pueda una vida estar bastante encauzada, no tenga porque ser así. De todas formas, no tengo por qué dar explicaciones de si mi vida es mejor o peor. Tengo ya muy aprendido que la amargura y el pesimismo no te llevan a ninguna parte. Y que si quieres avanzar, y que te respeten, has de dejar de pensar en ti mismo.

 

Una sonrisa a los malos hábitos de los demás, y otra a su desdén. Yo si se quién soy. Y estoy dispuesta a enseñarlo a quien quiera verlo.

 

No me voy a impedir la felicidad, tan sólo, porque me entristezca que algunos no sepan ver lo cerca que la tienen.

 

 

Un saludo a todos, y como consejo, ya de lo más divulgado. La sonrisa, y mirar el lado positivo de todo es la única forma de salir del hoyo.

 

Como me dice un compañero: No veas problemas, ve soluciones.

Y pongo a Manuel Carrasco porque es majo, y además me molan las letras, ¡ea!

 

 

4 comentarios el “No veas problemas, ve soluciones.

  1. Te superas en cada entrada…¡¡¡me encantaaaaaaaaaa!!!… y Manuel Carrasco ni te cuento. 😀

  2. Ya los clásicos griegos dijeron que la mitad de la solución de un problema dependía del estado de ánimo con la que lo afrontas. Se utiliza la misma energía en ver la botella medio llena que medio vacía, pero en el primer caso hay un retorno emocional positivo, mientras que en el segundo se pone en marcha una contínua sangría emocional y afectiva. En efecto el pesimismo no lleva a ninguna parte. Y me encanta la frase… «No me voy a impedir la felicidad» …
    Enhorabuena.

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